fugaces amores eternos

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viernes, 1 de octubre de 2010

veranillo de San Miguel

Hace apenas unos pocos días que estrenamos  el otoño. Fiel a sí misma,  la nueva estación irrumpió en nuestras calles y en nuestras vidas  según era de esperar: la luz moduló su  intensidad, pintando la ciudad en  tonos más grisáceos, casi plata... la lluvia acudió presurosa a refrescar las calles y las gentes, arrastrando consigo los últimos vestigios del verano, transformando en efímero cualquier fugaz recuerdo estival... el viento apareció tímidamente, como queriendo anunciar su majestuoso porte, el mismo que mecerá el manto de hojas secas que tapice el suelo gris y -a veces- gélido durante los próximos meses.... la sabia empieza a relajar su ritmo frenético de meses atrás y me percato, a través del ventanal del salón, como el chopo que  acompasa su crecimiento al mío desde hace varias décadas, comienza a mudar el color de sus hojas...
También fiel a su cita anual, el veranillo de San Miguel  irrumpe.... se trata de unos cuantos días -generalmente no más de una semana- en que la vida se resiste a apaciguar su ritmo, se revela contra la   implacable sucesión de las estaciones.... durante esta especie de isla entre estaciones los parques que empezaban a adquirir -con las primeras lluvias y con el nuevo juego de luces y sombras- un aspecto de irrealidad casi fantasmal , cobran vida  nuevamente -fugazmente- a través de los juegos y las risas de los niños....


De ésta manera,  sin prisa pero sin pausa, el otoño va acomodándose e imponiendo su propio ritmo a nuestra cotidianidad.... Pero para mí el otoño es, sobre todo, tiempo de renovación... la naturaleza renueva su aspecto, saturando nuestro cerebro con imágenes de una belleza cromática sublime.... los ríos vuelven a renovar su cauce, en ocasiones seco por el sol implacable del verano, regalando a nuestros oídos la melodía incomparable de la vida en movimiento... los membrillos recién cogidos invaden con su descarada fragancia todos los rincones de mi cocina, mientras se dejan acariciar fugazmente por el tímido rayo de sol que se cuela por el ventanal.... Y,  lejos ya el provocador hastío y  la inactividad estival,  Julia renueva también una de sus mayores ilusiones:
 -  mami cuando haga frío ¿vamos otra vez al teatro y a merendar chocolate con churros?. 
 -  claro que sí.
 -  ¡¡bieeen!! entonces voy a preparar el abrigo ¿vale?...














        

3 comentarios:

  1. La llegada del otoño nos invita, además de a descubrir los cambios producidos dentro o fuera de nosotros, a reencontrarnos con ciertas costumbres a las que hemos sido infieles durante varios meses, sin ni siquiera sentirnos culpables. Nos abrazaremos a esos viejos hábitos sabiendo que nos darán el calor y la compañía que necesitaremos cuando el frío decida aparecer.

    Me gusta tu página "cuentacuentos"; los cuentos ponen de manifiesto lo fácil que puede ser enseñar cuando se tiene el suficiente talento.

    Un abrazo renovador.

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  2. ANA

    Los cuentos son enseñanzas intemporales, en eso reside su "magia"... A lo largo de los años, trabajando con personas, en algún momento de su proceso -el momento justo- me gusta regalarle algún cuento y he podido comprobar cómo siempre existe el cuento apropiado para la persona que lo necesita en el momento adecuado... Me gusta regalar cuentos... Algunos de ellos previamente me los he regalado a mí misma en diferentes momentos de mi existencia y todos me han aportado alguna reflexión que me ha sido muy útil para continuar buscando mi lugar en el mundo... pienso que el camino de la lucidez viene iluminado por la sabiduría que guardan los cuentos... el próximo que publique será para tí, porque ahora que lo pienso nunca te regalé ningún cuento...

    Un abrazo

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  3. Bueno Ángeles, se ha escrito tanto y dicho sobre las estaciones, que aunque parezca que todo está dicho ya, nunca es así del todo...buena entrada pues consigues transmitir el frío propio de la estación con el olor a castañas asadas y boniatos en el plato, rociados con canela...
    El el tema de los cuentos, te diré que más o menos, a todos nos gusta regalar cuentos...yo espero siempre cuentos nuevos (me conozco muchos de ellos y casi todos están mal retocados y aliñados) y aunque no soy tanto de cuentos, te contaré que hay gente que lo hace con verdadera maestría: los políticos de turno son auténticos cuenta-cuentos, y cómo no, la curia al completo, lleva más de veinte siglos con el mismo cuento de siempre que a mí me produce estados inenarrables; pero ellos saben muy bien lo que hacen...así es la vida también y de vez en cuando, necesitamos que nos arropen como cuando niños y nos cuenten un cuento nuevo... a ver cómo te las apañas para hacer uno de ellos; uno innovador.
    Tengo curiosidad de ver qué me contaría ese chopo que crece a tu ritmo, sobre lo que ha visto...igual preguntando...

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