Apenas unas horas nos separan de un nuevo año... Es el momento en que tod@s hacemos balance de lo que nos ha acontecido, es inevitable... cada cual abrirá, tarde o temprano, la caja de pandora de la memoria para bucear dentro de ella en busca de los momentos o acontecimientos que le han sido favorables y disfrutarlos nuevamente; así rescatamos palabras... aromas... sabores... risas... emociones... miradas... Y, al contrario, recordamos también aquello que nos ha hecho derramar alguna lágrima asociada a sentimientos como la rabia, el dolor, la impotencia...y, como si de una cuenta atrás o un "sprim" final se tratara, intentamos extraer el necesario aprendizaje de estas experiencias, con el fin último de no tropezar nuevamente en la misma piedra.
Así mismo, estas horas son propicias para elaborar esa lista - imaginaria o física- de buenos propósitos para el nuevo año... que, dicho sea de paso, suelen ser los mismos de los años precedentes, aunque con el paso del tiempo y la realidad impuesta por las circunstancias particulares que afectan a cada cual, vamos introduciendo alguna variación mínima que nos produzca, al menos momentáneamente, la certeza ilusoria de que ahora sí conseguiremos nuestros objetivos.
A mí lo que me provoca en este instante es meter en un saco todo lo viejo e inservible y dejarlo, de una vez y para siempre, a este lado de la frontera... Durante los últimos meses, coincidiendo con una formación especializada en gestalt y crecimiento personal que vengo realizando, he destapado la caja de pandora y todos los fantasmas del pasado se han instalado de nuevo cómodamente en mi presente para mostrarme, sin el más mínimo pudor, que las heridas no están cerradas del todo pues aún rezuman pus y duelen... Afortunadamente también creo haber alcanzado, durante este proceso, un mínimo de lucidez necesaria para darme cuenta del enorme peso emocional que mi pasado amoroso supone en mi presente; el peso me vence los hombros y las piernas flaquean y así el caminar se hace dificultoso y doloroso, por momentos incluso angustioso (emocionalmente hablando) y agotador...
Por ello, mi propósito para el nuevo año es simplemente traspasar esa barrera ficticia que separa este año del siguiente, libre de este dañino contrapeso emocional... poder empezar la nueva andadura sin estos condicionantes emocionales del pasado y mantener sólo lo esencial, aquello que es verdaderamente útil: los aprendizajes extraídos de los momentos de crisis y de desencuentro... las capacidades que han quedado al descubierto... las potencialidades que despiertan... la autoestima conquistada... mi hija Julia, la luz de mis horas y el proyecto más importante... el amor de las personas que caminan a mi lado... la sabiduría contenida en las páginas de los libros que leo... las conversaciones a la luz de una vela y al calor de un té... la compañía y la mirada inteligente y amorosa de mi perrita -casi humana- Berta... la emoción provocada por un espectáculo de danza callejera... el alma en un hilo vibrando con la poesía de Serrat o de Sabina....
http://www.youtube.com/watch?v=HyMrBelyYO0
Sobre todo, empecemos el nuevo año con humor!!